Aprendo todos los días de las abejas

5 deFeb de 2011 | Uncategorized

La apicultura es el arte de criar abejas para aprovechar sus productos.

Practicada en tiempos del Antiguo Egipto, China y Persia; Considerada hoy día profesionalmente como un tipo de ganadería con su correspondiente trashumancia para aprovechar los pastos (flores) y también como entretenimiento o autoconsumo.

De las abejas se obtienen: miel, polen, jalea real, propóleo y veneno. Las tres primeras son ya suficientemente conocidas sus propiedades, pero quizá no lo sean tanto los propóleos y el veneno.

Se han descubierto ratones sin descomponer por mucho tiempo dentro de colmenas, recubiertos de propóleo, ya que es un conservante eficaz así como un inigualable desinfectante bucal. Es una especie de resina o pegamento de aspecto marrón-verdoso que las abejas recolectan de las plantas para higienizar las partes internas de la colmena y rellenar huecos, grietas, entradas de aire indeseable, etc.

Y el veneno se obtiene introduciendo en la colmena una especie de esponja a la cual atacan las abejas con sus aguijones, depositando en ella micro gotas de veneno que luego se utiliza para el desarrollo de vacunas y fármacos antirreumáticos.

Otras ventajas de la apicultura (sobre todo, la profesional) es su función polinizadora, en beneficio de la agricultura, sobre todo tipo de plantas: bosques, frutales, huertos, invernaderos, etc.

Debido a la agricultura transgénica, en los últimos años, las abejas están disminuyendo su población, también por los pesticidas e insecticidas.

Pero para un apicultor aficionado lo mejor de las abejas es manipularlas en plena naturaleza, lejos de poblaciones, caminos, carreteras y comprobar cada día un comportamiento social y solidario dentro de la colmena.

Un consejo: si tenéis que parar cerca de colmenas en el campo, hacedlo por detrás de las piqueras (ranura de entrada y salida de abejas) sobre todo en tiempo inestable y ventoso.

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