El dinero no da la felicidad, pero…calma los nervios

2 deSep de 2014 | Uncategorized

El dinero no da la felicidad, pero…calma los nervios

A lo largo de toda mi vida profesional, dedicada en gran parte a la formación de directivos de muy variopintas empresas, me han preguntado muchas veces cómo motivar a la gente, cómo motivar a los trabajadores para lograr que estén satisfechos en el trabajo.
Confieso, que en estos últimos años, cada vez se me hace más difícil responder a esa pregunta, ya que la motivación es el impulso que nos conduce a llevar a cabo una determinada acción y dadas las condiciones económicas, laborales y sociales en las que estamos inmersos en la casi ya, última década los, “motivos”, se han visto reducidos a lo más básico, han desaparecido las ilusiones de una buena parte de los trabajadores ya que estos no perciben que “ llevando a cabo una determinada acción vayan a conseguir algo” , esta pérdida de expectativas va determinando una conducta de conformismo acomodaticia a una situación no deseada y que parece justificarse con el tan traído y llevado recurso oratorio de los últimos tiempos “…es lo que hay.” Esta manida frase se convierte en el sostén del inmovilismo, del conformismo y del “no podemos hacer nada…”
En el momento de escribir estas líneas me hubiera gustado ofrecer un compendio de la diversidad de teorías que hay con respecto a la motivación de los trabajadores, pero a medida que voy escribiendo tengo la sensación de ir descubriendo como si ese cierto inmovilismo me estuviera afectando también. Intentaré salir de él y concluir esta tarea de forma decidida y sin prejuicios.
Son muchos expertos los que han apuntado cuáles son las necesidades básicas de las personas, desde las más conocidas de A. Maslow hasta otras como F. Herzberg, Mc Clelland, etc. Si bien existen diferencias entre los diversos autores a la hora de explicar los mecanismos de la motivación. Pero antes de seguir adelante, conviene tal vez exponer una de las máximas, a la hora de abordar este tema. Toda necesidad satisfecha ya no es motivadora de conducta ( Por ejemplo si tengo hambre y como, llega un momento en que el alimento aunque esté presente, ya no me incita a seguir comiendo)
Herzberg en su teoría de la motivación en el trabajo distingue dos grupos de factores:
Los factores que tienen relación con el proceso de evitar el daño, o factores de higiene, y que son extrínsecos con respecto al trabajo incluyen: las normas y procedimientos de gestión de la
compañía, supervisión, relaciones interpersonales, condiciones de trabajo, salarios, status y seguridad. Por otro lado están los factores de crecimiento o motivadores intrínsecos en el trabajo que son: logro, reconocimiento del logro, el trabajo en sí mismo, responsabilidad y crecimiento o progreso.
Si nos fijamos en los diferentes factores y en el grupo al que pertenecen, veremos que los primeros, no son realmente MOTIVADORES en sí mismos, son factores que hay que tenerlos por higiene, es decir las normas, las condiciones de trabajo, los salarios, etc. no tendrían por qué constituirse como elemento de motivación, pensemos que si actúan así, lo hacen porque no nos encontramos satisfechos con respecto a ellos. Si nosotros nos encontrásemos con un salario que considerásemos adecuado, es muy probable que el mismo no constituyera el motor de nuestra conducta, el problema surge cuando las normas, el salario etc. no nos satisfacen.
Si tenemos un salario o unas condiciones laborales que consideramos malas, nos sentimos insatisfechos, pero el hecho de que el salario o las condiciones de trabajo sean adecuadas no tiene por qué hacer que nos sintamos satisfechos sino simplemente “no estamos insatisfechos”, es decir por higiene necesitamos tener esas condiciones adecuadas, es un derecho, pero no un elemento que sirva de gratificación (hecho que desgraciadamente está sucediendo cada vez más).
Si todos estos factores “higiénicos” estuvieran presentes de forma aceptable en el ámbito laboral, percibiríamos con más claridad como el reconocimiento del trabajo bien hecho, el logro, el trabajo en sí mismo, por atractivo o estimulante, etc. son verdaderamente los factores que motivan, pero mientras nuestras necesidades higiénicas no estén satisfechas, no se conviertan en derechos, nos costará trabajo pensar que estos son los verdaderos factores.
Aun estando convencido de que el salario y lo que lleva consigo, el dinero como instrumento da cambio, no es un factor motivacional en sí mismo (salvo que no estemos satisfechos con el mismo) tengo desgraciadamente que concluir estas líneas recurriendo a “ El dinero no da la felicidad, pero calma los nervios”.
Carlos Hita

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