El día 20 de octubre nos fuimos a encontrarnos con el otoño. A primera hora de la mañana salimos en varios coches hacia el Monasterio del Paular. Estaba lloviendo, pero no por eso la excursión a Rascafría tuvo menos encanto. Después dejó de llover y toda la vegetación se hizo aún más bonita, con esos colores amarillos, rojos y marrones todos ellos llenos de gotas de lluvia que nos acompañaron por el valle del Lozoya. El grupo de usuarios del Banco del Tiempo nos pusimos en marcha con nuestros chubasqueros y nuestros bocatas, y después de una hora y media más o menos de agradable paseo por un sendero de dificultad baja, nos encontramos con un mirador de madera y con la primera cascada del Purgatorio, la inferior, que caía sobre una poza de agua cristalina y helada. Algunos más intrépidos nos atrevimos a subir a la segunda cascada, un poco más arriba, que estaba a unos 300 metros por detrás; y aunque las rocas llenas de musgo estaban resbaladizas, con ayuda de Miguel Angel y Juan Carlos logramos llegar para darnos cuenta de que el esfuerzo había merecido la pena, ya que era casi más bonita que la anterior, con esos 15 metros de agua cayendo con fuerza sobre la poza de Las Nieves.
Después parada todos juntos para comer, reponer fuerzas y hacer fotos. Los niños lo pasaron en grande y nuestros dos perrillos (de Pilar y de Juan Carlos) también, metiéndose en el barro y en el agua continuamente.
Para poner un broche de oro a la excursión, encontramos en el pueblo un bar que tenía unos bizcochos caseros de muerte, y un chocolate caliente que nos hizo reponer fuerzas. Después de un rato de buena charla y con el estómago contento pusimos rumbo a Rivas, eso sí con pocas ganas de marcharnos, ya que la tarde se quedó despejada de nubes y con un olor a leña, setas y bollos que nos hizo prometer que aquello había que repetirlo.
Y cómo no, dar las gracias a Miguel Angel por la organización de la excursión.
Texto: Rosa
Fotos: Rosa, Angel, Juan Carlos, Pilar